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Cuando los niños son muy pequeños piensan que todo el mundo gira alrededor suyo. Conforme crecen, y cuando lloran al ver un personaje de película triste o ríen cuando pasa algo gracioso, comienzan a desarrollar su capacidad de ser empáticos, porque se identifican con las emociones de los que los rodean.
Por lo tanto, es importante que nosotros como adultos les ayudemos identificar y expresar lo que sienten, ya que con este ejercicio constante aprenderán a preocuparse y comprender las necesidades de los demás.
Aquí te platicamos 10 maneras de alentar la compasión y generosidad de tus hijos:
Los hijos de padres que los ayudan a identificar sus emociones, muestran más preocupación por los demás y tienen más probabilidades de ser compartidos. Mientras leen libros juntos, habla con ellos sobre las emociones que tienen los personajes de la historia. Ayúdalo a comprender los efectos de sus propias acciones en los demás.
Los libros con personajes compasivos son una buena manera de ejemplificar a los niños cómo pueden hacer ciertas cosas, y te ofrecen a ti como padre una oportunidad para hablar sobre los valores familiares sin que suene como una plática aburrida o un regaño.
Dibujen juntos o escriban notas amables para dejar en la puerta de otro miembro de la familia o de un vecino. Pídele ayuda para enviarle cartas o galletas a primos y amigos. Es una forma dulce y divertida de crear una cultura de compasión en tu familia.
No solo le digas que ayudar es lo correcto, explícales que con el dinero o donación ayudarán a niños que no tienen familia, a tener ropa o juguetes para que se sientan un poco menos tristes, por ejemplo.
Dale a tus hijos alguna tarea doméstica con la que puedan ganar dinero y enséñales a dividirlo en 3 categorías: ahorros, donaciones y juguetes. Al dejarlos elegir una causa que les interese, los ayudamos a desarrollar una conexión especial para ser empáticos y sentirse orgullosos de sus logros.
Otra manera de enseñarle a ser empáticos es jugando. Disfrácense de otros miembros de la familia o personas que conocen y emulen sus actitudes. Así aprenderán a saber lo que se siente ponerse en el lugar de otra persona.
Anímalo a donar algunos de ropa o juguetes en buenas condiciones a algún hospital o asociación para niños sin hogar.
Pídele que te ayuden a planear acciones para ayudar en algún voluntariado o para limpiar juntos la banqueta, esto puede ser una vez al mes.
Aliéntalo a ser voluntario en actividades que se relacionen con su talento o intereses. Un niño interesado en los idiomas podría participar como maestro en centros comunitarios para enseñar a otros niños o un pequeño que ama a los animales podría ayudar en un refugio ayudando a pasearlos.
Los niños son como pequeñas esponjas que absorben todo lo que ven a su alrededor y aprenden imitando tus actitudes, porque eres su primer gran ejemplo de comportamiento en la vida. Por esto, si les enseñas a ser empáticos, tú debes mostrarlo en cada una de tus acciones hacia los demás, de lo contrario, estarás enviándoles mensajes confusos que no les ayudará a ser empáticos con el mundo exterior ni a internalizarlo como modo de vida.
Reflexiona sobre las actividades que actualmente realizan en familia para ayudar a quien lo necesita e identifica al menos una forma de involucrar a tus hijos. Si aún no realizan ninguna actividad para ayudar a los demás, quizá es momento de comenzar a planearlo juntos.
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